3 de julio de 2009

Melancolía III

Estábamos ahí, juntos. Y nunca nos habíamos separado tanto. Mirábamos el mismo árbol que ocultaba el paisaje del cerro hermoso y familar, de los crepúsculos. Quizá tú pensabas, igual que yo, en levantarte y dejar de lado la enorme copa para descubrir lo conocido, justo como quería hacer con los silencios, quitarles lo incómodos y hacerlos elocuentes. Tal vez, igual que yo, querías decirme que me olvidara de todo y darme un apasionado besonublamentes. Pero quién sabe lo que habría pasado, si no te hubieras levantado para alejarte de mí, justo en el momento en que pensé que me abrazarías. Es imposible saber lo que sería de nosotros si hubiera tenido las fuerzas para tragarme el orgullo... si sólo hubiera aceptado la tregua de tu paciencia.

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