9 de noviembre de 2010

Amanece

...y hay clima de sueños mezclado con la tibieza de un roce. Las miradas, más cómplices que nunca, se van acercando hasta tocarse. Todo es tan fácil en la clandestinidad de un abrazo. Mas, fuera de él, se intenta encontrar un artilugio para engañar a la mente, que se cuestiona todo, sin tregua.

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Te extraño a las nueve de la mañana, con la lluvia suspendida en mis brazos, en cada mano una palabra que dejé de decirte...