9 de abril de 2009

Culpa

Te encontraste de frente con un buitre rojo que esperaba impaciente. Tu corazón se detuvo ese par de segundos que tardaste en comprenderlo: tenías que asesinarle. Te pusiste a rezar, a falta de algo mejor qué hacer. Sucedió cuando dejaste de pensar y comensaste a vivir. Estabas segura de que ese fue el error. La cosa es que su presencia ayuda a resaltar la ausencia de todo lo que vale la pena. Ser o no ser... un monstruo.

Ser. Luego pensarías en la mejor manera de expiar tu culpa.

Confirmados los signos vitales para descartar tu posible inocencia. Todavía no se derrama sangre. 4, 3, 2...

No pudiste hacerlo. Ahora que has ensayado, espera a ver si a la hora de la verdad tendrás coraje.

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