faltaba un poco de cabellera, un dedo de la mano derecha y una pequeña porcion de los órganos genitales. Estaba triste. Tenía la certeza de que debía soñar y completarlo con premoniciones, no habría otra forma. Cerró los ojos y sintió una muy extraña necesidad de ser ingrávida. De perder la memoria. De vaciar su cuerpo de todo. Quizo ser ella, sin posibilidades de retirada. Poder existir sin estar obligada a hacerlo. Quizo desnudarse, quitarse hasta la piel. Lo que buscaba nadie lo había encontrado todavía. Trataba de construir su vida. Y lloró. Toda una noche de febrero. Pero nunca logró terminar el rompecabezas.
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