16 de enero de 2010

El rompecabezas estaba incompleto:

faltaba un poco de cabellera, un dedo de la mano derecha y una pequeña porcion de los  órganos genitales. Estaba triste. Tenía la certeza de que debía soñar y completarlo con premoniciones, no habría otra forma. Cerró los ojos y sintió  una muy extraña necesidad de ser ingrávida. De perder la memoria. De vaciar su cuerpo de todo. Quizo ser ella, sin posibilidades de retirada. Poder existir sin estar obligada a hacerlo. Quizo desnudarse, quitarse hasta la piel. Lo que buscaba nadie lo había encontrado todavía. Trataba de construir su vida.  Y lloró. Toda una noche de febrero. Pero nunca logró terminar el rompecabezas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario