2 de mayo de 2009

Melancolía II

Abren los ojos al mismo tiempo, en sublime sincronía. Tal vez uno de ellos no estaba verdaderamente dormido, tal vez ninguno. Pero no abrieron los ojos sino hasta el momento justo. Con sus miradas en dirección a la mirada contigua. Sin palabras. Así despiertan cada mañana de cada día... él junto a ella.

Toda la realidad se reduce a ese pedacito de perfección que se cierne sobre el dormitorio, cubriendo sus meditaciones compartidas con un vaho de confort. Ella está pensando en lo maravilloso que es verlo revivir por las mañanas. Es tan absurdo el placer que eso le produce, como el amor que lo ha mantenido atado a su lecho. Él piensa en lo aburrido que ha de ser para ella dejarse admirar pasivamente, mientras disfruta el juego de la luz en sus mejillas, en la piel de su cuello delicioso. Y saben que no saben nada el uno del otro, excepto que todos los detalles de sus vidas son efímeros.

Las horas que danzan separándolos, se escurren como agua entre los dedos. La verdad que ella busca sobre la vida, se encuentra atrapada en el pecho de su amante. Sólo tiene que detenerlo unos segundos y dejar caer su cabeza sobre él. La búsqueda de soluciones que él persigue fue causada por las interrogantes que ella va largando. Y saben que no saben nada el uno del otro, excepto que sus motivos no convergen.

La primera vez que él despierta sin su imagen, esperandolo en el mágico instante, se da cuenta de que la razón para quedarse, era más grande que todas las que lo empujaron a dejarla. En su futuro sólo cabe la tristeza. Y sólo le queda pensar para sí mismo, con un nudo en la garganta que amenaza con ahogarle... Dichoso el que aprende a vivir en un mundo sin respuestas.

1 comentario:

  1. que terrible es luchar contra la melancolia... lo se... muchas veces me ha tocado, y mas en el futuro que me queda... un placer, adoro ver gente de mi tierra por aqui

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