para evitar las meditaciones esporádicas
esas incursiones bajo la piel
dentro de los huesos
Amontona números telefónicos
para no quedarse callada
la tarde del viernes
o del domingo
o de hoy
Porque el silencio pesa en la espalda
y en el verde intenso que deja tras de sí la lluvia
Se acumulan los nombres
y una prosigue sola
mirando con añoranza el juego de los pájaros
y los adolescentes
El tiempo parece congelarse en las alas
en dedos que se entrelazan
Pero pronto llega el día
de encontrarse igual de solos
sin palabras qué poner encima
de la maldita colección de sonrisas
de nombres
y números telefónicos…